domingo, 5 de agosto de 2012

El cielo de los pastores

7D + 17-40; f/4; 1203s; ISO-100
(pinchad sobre la imagen para verla a mayor resolución)

[...]
Se acabaron para siempre los selváticos juglares
que alegraban las majadas con historias y cantares
y romances peregrinos de muchísimo sabor.
Para siempre se acabaron los ingenuos narradores
de las trágicas leyendas de fantásticos amores
y contiendas fabulosas de los hombres del honor.

¡Ya se han ido, ya se han ido! Los que habitan sus majadas
ya no riman, ya no cantan villancicos y tonadas
y fantásticas leyendas que encantaban mi niñez.
Han perdido los vigores y las vírgenes frescuras
de los cuerpos y las almas que bebieron aguas puras
de veneros naturales de exquisita limpidez.

[…]
¡He dormido en la majada! Blasfemaban los pastores
maldiciendo la fortuna de los amos y señores
que habitaban los palacios de la mágica ciudad;
y gruñían rencorosos como perros amarrados
venteando los placeres y blandiendo los cayados
que heredaron de otros hombres como cetros de la paz.

Yo quisiera que tornaran a mis chozas y casetas
las estirpes patriarcales de selváticos poetas,
tañedores montesinos de la gaita y el rabel,
que mis campos empapaban en la intensa melodía
de una música primera que en los senos se fundía
de silencios transparentes, más sabrosos que la miel.

Una música tan virgen como el aura de mis montes,
tan serena como el cielo de sus amplios horizontes,
tan ingenua como el alma del artista montaraz,
tan sonora como el viento de las tardes abrileñas,
tan suave como el paso de las aguas ribereñas,
tan tranquila como el curso de las horas de la paz.

[…]
Yo quisiera que vagase por los rústicos asilos,
no la casta fabulosa de fantásticos Batilos
que jamás en las majadas de mis montes habitó,
sino aquella casta de hombres vigorosos y severos,
más leales que mastines, más sencillos que corderos,
más esquivos que lobatos, ¡más poetas, ¡ay!, que yo!

[…]
¡Más poetas, más poetas! Los artistas inconscientes
que se sientan por las tardes en las peñas eminentes
y modulan, sin quererlo, melancólico cantar,
son las almas empapadas en la rica poesía
melancólica y suave que destila la agonía
dolorida y perezosa de la luz crepuscular.

[…]
¡Qué reviva, que rebulla por mis chozos y casetas
la castiza vieja raza de selváticos poetas
que la vida buena vieron y rimaron el vivir!
¡Qué repueblen las campiñas de la clásica comarca
los pastores y vaqueros de mi abuelo el patriarca
que con ellos tuvo un día la fortuna de morir!

Los pastores de mi abuelo
José María Gabriel y Galán 

6 comentarios:

  1. Sin palabras.....me gusta todo.
    Saludos.

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  2. La luz es impresionante, como a Gil, me gusta todo.
    Un abrazo.

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  3. Je suis très sensible à votre blog... Félicitations pour ces belles choses !

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  4. Una bonita fotografía con un buen control del tiempo de exposición.

    Un saludo.

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  5. Bella imagen acompañada de hermosas palabras.. Un saludo..

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